"Cualquier cosa que huela a justicia, igualdad de oportunidades y transparencia, hacen saltar las alarmas en el sistema inmunológico de la lideresa y acaba rabiando, tirándose de los pelos, echando espumarajos por la boca, y se vuelve verde (como La Masa) y destila veneno por cada poro de su piel."
No ceemos que la edad de la Jefa del PP de Madrid tenga que ver en declaraciones tan exóticas y extemporáneas. Pero, meditándolo mejor, ella misma reconoció su despiste neuronal cuando aquél episodio en el que tomó la Gran vía por su cortijo, y decidió aparcar su coche donde le daba la gana. "Seis agentes para una sexagenaria como yo" aullaba la lideresa acostumbrada a hacer y deshacer a su antojo en su "finca" de la Gran Vía.
Definitivamente, la edad no es la causa de los rebuznos de Aguirre. A su edad, y mucho mayores, hay miles de ciudadanos que exhiben una elegancia y agilidad intelectual que debería darle vergüenza a la "abuela" Aguirre.
La causa es su retorcido y enfermizo odio hacia hacia la libertad, hacia lo social, hacia la izquierda y los derechos.
Cualquier cosa que huela a justicia, igualdad de oportunidades y transparencia, hacen saltar las alarmas en el sistema inmunológico de la lideresa y acaba rabiando, tirándose de los pelos, echando espumarajos por la boca, y se vuelve verde (como La Masa) y destila veneno por cada poro de su piel.
El caso es que, en esa fiebre anti demócrata, Esperanza Aguirre vomita delirios tan absurdos y ridículos que va levantando simpatías para PODEMOS a cada emanación de bilis pútrida y ponzoñosa.
Gracias, Espe, cada vez que hablas sube al pan un duro, pero nos acercas mil votos.
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